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Channel: Crítico de mierda – CINEMANÍA
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‘Van Pires’: Transformers vs Power Rangers

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El tremebundo éxito de Power Rangers llevó a la consecuencia inevitable: imitaciones y derivados de todo tipo. Y los que acusaban a la serie “original” (ejem) de cutre, no tardaron en alucinar pepinillos con algunas de estas exploitations. Ya os hemos hablado por aquí de Tatooed Teenagers Alien Fighters from Beverly Hills, una de las copias más casposas. La de hoy se hunde a profundidades semejantes.

Van Pires (Van= furgoneta. Lo pilláis) llegó en 1997 y fue fruto de combinar dos modas del momento. Por un lado, utilizaba ciertos códigos del sentai: cuatro jóvenes que forman un equipo de héroes y se transforman cuando llega el peligro. Por otro, aprovechaba otra tendencia de la época, una que ha hecho que muchas series jamás vuelvan a ser repuestas: la animación CGI. Reboot, claro, tenía un pase. Pero aquí, la integración entre las partes animadas y las reales fue tan lamentable que es imposible que cause nada salvo estupor y vergüenza. Condenada a ser olvidada.

Menos por nosotros, claro.

La historia arranca presentándonos a sus cuatro jóvenes protagonistas: el guapo, el gracioso, un negro enrrollado y una chica-chicazo. Van al instituto, pero en realidad lo que les chifla es trastear con coche. Así que se pasan las horas muertas en el desguace, montando y desmontando motores en compañía de un tipo raro llamado Van Hell-sing, una especie de hippy rockero que habla en plan flipado total, que les sirve como gurú.

Una aciaga noche cae un meteorito en el desguace, con el efecto de que…. ¡varios de los coches cobran vidas! Liderados por un malvado camión llamado Tracula, se convierten en los Van Pires, malvados vehículos vivientes que sólo buscan chupar la gasolina de coches inocentes.

Os juro que no me lo invento.

Por suerte, el meteorito también cambia a los cuatro adolescentes. Y les da el poder de metamorfosearse en… ¡coches! Inspirados por su mentor marchoso, se convierten en los Motor-vators, y se dedicarán a combatir a estos vampiros mecánicos malvados.

Como alivio cómico, tenemos otros dos objetos que han cobrado vida con el meteorito: un triciclo y un váter. Sí: un váter con ojos que habla y hace chistes. Hay series que tienen una o dos ideas absurdas: aquí es que no hay ni una que no lo sea. Es un recital de conceptos ridículos y argumentos gilipollescos a más no poder.

Toda la parte en la que vemos a los robots, los héroes transformados o el retrete parlante está resuelta con animación por ordenador. En 1997, había un CGI más o menos decente en algunas películas. Pero no en televisión, y menos en una producción con un presupuesto así de bajo. El resultado lo podéis ver en los vídeos.

Lo peor es que, a diferencia de otras series, las partes animadas no suceden en ningún mundo virtual ni nada parecido. Suceden en NUESTRO MUNDO, con lo que todo parece más lamentable si cabe. Incluso Babylon 5, realizado 4 años antes y con ordenadores Amiga, tenía mejor pinta. ¡Y el CGI se usaba en el espacio! El maridaje entre imagen real y animación es absolutamente catastrófico, anti natural y tremendamente insatisfactorio.

No solo es que los dos mundos no casen, es que la dirección de la animación, el doblaje y las situaciones que presentan son absolutamente ridículas. El mejor ejemplo está en el segundo episodio, donde uno de los chavales-robots-coches (joer) y el autobús de un grupo de rock (¡) se enfrentan en un duelo musical. Uno toca la batería y el otro la guitarra. Los dos dan mucha, mucha pena, moviéndose de una manera especialmente ortopédica mientras escuchamos gritos y chorradas de personajes fuera de plano o que no mueven la boca (¡los que tienen boca!). Es tan desquiciado que no puedes evitar pasártelo como un enano.

La serie tiene otro punto destacable. Destacable para bien, quiero decir: el gran John Entwistle, bajista de los legendarios The Who, se encargó de componer varias de las canciones. En la serie, el mentor Van He-llsing ese está todo el día hablando de la caña del rock y esas cosas. Y para subrayar el carácter musical de la producción, todos los episodios incluyen una canción original que suena en algún momento del metraje. Suenan a producción barata y rodada con cierta prisa, pero no están mal del todo, y contribuyen a subrayar el ambiente de flipamiento 90s de la serie.

Van Pires tuvo una primera temporada de 13 episodios y no fue renovada. Algunas fuentes parecen indicar que funcionó bien, pero lo cierto es que no tuvo continuación. Ni merchandising. Por lo que he podido averiguar, apenas fue exhibida fuera de los EEUU, y finalmente desapareció hasta que un profesional involucrado en su producción decidió colgarla entera en Youtube

Con el revival de Transformers aún por llegar y la moda de los Rangers remitiendo, esta serie no fue a ninguna parte. Y me parece una pena. Es complicado llegar a ver semejantes niveles de demencia en un “live action”. Van Pires debería pasar a la historia como una de las series más ridículas de la TV. Y precisamente por eso merece la pena que echéis un vistacillo: es un desastre a altura de cualquier clásico de la caspa.Van Pires: Transformers vs Power Rangers

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‘Cocaína’: el desastroso film dirigido por Jimmy Giménez Arnau

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A España le gusta la droga. Y le interesa saber más. Era cuestión de tiempo que un programa de la tele dedicara una sección a hablar de ella y sus usuarios más célebres: desde aquí felicitamos a Sálvame de los sábados por contar siempre con algún politoxicómano entre sus entrevistas: Poli Díaz, Alonso Caparros, Chapis… y los que vendrán.

Entre el plantel de colaboradores sigue estando, por supuesto, el gran Jimmy Giménez Arnau. Que Jimmy tuvo problemas con las drogas ya lo sabemos todos. Lo que quizá algunos nos sepan es que su obsesión con la farlopa fue tal que hasta le dedicó su primera y única película: Cocaína: La chispa de la vida (1980).

En aquella época, Jimmy era conocido en España entera por haberse casado con una de las nietas de Franco, Merry Martínez-Bordiú. De buena, buenísima familia, era un habitual de la noche de Madrid, de Marbella o de donde fuera, viviendo una vida bohemia, rodeado de jet set y gastándose fortunas en alcohol y, claro está, en cocaína.

Luego el tío se forraba contándolo en sus columnas. En aquella época, Jimmy había vendido andanadas de libros de su “Vida entre los Franco”, y hasta se había liado con la producción de una película. Surgieron problemas con el director de la misma, y en un ataque de ego, convenció al productor Andrés Vicente Gómez y decidió sacar adelante su propio proyecto. Y hablaría de… lo que él mejor conocía. La cocaína, ante todo, y el mundo del pijerío de la época. Los resultados son, como poco, desconcertantes, una mezcla entre peli underground con ínfulas artísticas… y una de Los hermanos Calatrava.

La película se abre con toda una declaración de intenciones: un primer plano en el que unas manos anónimas se preparan una buena raya. A continuación conocemos a “El Mamón”, personaje encarnado por… ¡Josema Yuste de Martes y 13! El mamón es un hijo de papá que va de artista y se ha puesto en contacto con unos maleantes para realizar su primera película. Una sobre… ¡la cocaína! Toma metalenguaje.

Tras esto, el señor Arnau nos pone un documental sobre el origen de la coca. Nos cuenta todo sobre su fabricación, consumo y hasta nos la enmarca en un contexto sociocultural, amén de sus múltiples ventajas y los peligros de su consumo en exceso. “La droga del poder, del dinero, del establishment”, como la llama él. ¡Cuánto hemos avanzado en eso, que ahora es para todo el mundo!

Es algo que se repetirá a lo largo de toda la película. Los diferentes personajes con los que se entrevista El Mamón tienen algo que enseñarle de la droga: desde un tutorial para ocultarla en cualquier objeto a como comprobar su pureza. Vamos, que si tuviera un acabado un poquito más pulido, prácticamente podría ser un informercial similar a los que protagonizaban Chechu y La Juani sobre las Salchichas El Pozo.

El más destacado de estos personajes es un tal “El Esquizo”, un supuesto artista que, como su nombre indica, está como una cabra. El tipo se pasa la película dando mensajes alucinados y llega a protagonizar una larga escena en la que suelta unos extrañísimos soliloquios mesiánicos. Por la peli se pasean amigos suyos del famoseo: la modelo Mariona Rosell, los pintores José Vela Zanetti y Carmelo Lacaci, el diseñador Roberto Egan, la actriz Amalia García Obregón (hermana de Ana), el mismo Alfonso Ussía… Los que serían sus coleguitas, vamos.

Entre discursos raros y educativas explicaciones, El Mamón se reúne con todo tipo de maleantes y tipos chungos, buscando aprender más sobre la droga y sus efectos, e intentando encontrar gente para su película. En uno de estos encuentros, jugando al squash, tiene lugar este magistral diálogo que, nos imaginamos, también estaba escrita con alguien en mente:

– ¿En el cine hay mucho maricón? ¿Y mucha tía, mucho vicio?

– Lo que hay es mucha hambre

– Y se meten… (esnifan) muchísimo.

Como podemos ver, el cine español ha cambiado poco en estos 35 años.
La escena más larga y “memorable” tiene lugar en una fiesta, en un piso de extraña decoración, obra del ya mencionado Zanetti, similar a la portada de un disco de Modern Talking. El leiv motiv de la party es… el consumo de cocaína. O eso parece: es de lo que habla todo el mundo y lo único que parece interesarles. Hay de todo: yonkis, hippies, políticos… todo metiéndose.

Un recital eterno de gilipolleces varias y bromas raras, chistes privados que solo entienden los directamente implicados. No me cabe duda que los personajes de la fiesta está basada en personas reales del entorno de Jimmy y compañía. El espectador, lógicamente, no entiende ni jota. Según Josema Yuste, el guión se improvisaba entre escena y escena. Y se nota. SE NOTA MUCHO.

Por supuesto, el propio Jimmy se reserva un papelito: el de uno de los asistentes a la fiesta, que acaba a tope de droga y se levanta resacoso. Lo primero que hace es compartir con una de las chicas droga chilena de la mayor calidad. “¡Coca que bien!”, dice ella. “Siempre te ha gustado. Siempre te ha gustado lo que no te cuesta ni un duro”, le contesta Jimmy. ¿A quién estaría dirigiendo ese recadito? Nunca lo sabremos.

La última parte de la película sucede durante el rodaje del film de Mamón, un auténtico cacao donde todo el mundo hace el idiota. ¡Como en esta misma cinta! Aprovechan también para reírse de la figura del productor, un aristócrata que se ha gastado 30 millones en la peli de su hijo, y la de los distribuidores. Todos hacen el bobo, se enrollan entre ellos y se drogan sin parar, representando fielmente el ambiente de muchos rodajes.

El anticlimático final llegará como podía haber llegado en cualquier otro momento. Simplemente, un personaje dice que no hay que drogarse tanto (tomen nota, lectores) y fin.
Un auténtico desastre, pero tan extraño y alucinógeno que nunca llega a aburrir. El aspecto crudísimo del film ayuda a crear esta atmósfera megacutre: por lo visto se rodó aprovechando las colas de película usadas en otros rodajes. En la mayoría de ocasiones, las escenas son interpretadas en una sola toma por amiguetes. Así quedó, claro.

A Jimmy le ayudó el señor Wizuete (¡que bonito apellido!) un técnico que trabajó bastante en el cine durante los 60 y 70. Cocaína fue su última película. Imaginamos que se dedicaría a asesorar un poquito a Jimmy en los aspectos más técnicos. Experiencia no le faltaba, pero el resultado dejó bastante que desear.

Por lo visto, y según nos contaba Paco Clavel y la gente de Cinema Oh! Culto, el rodaje fue complicado y hubo enfrentamientos entre Jimmy y su compañero, sus “actores” y su productor. Este último quedó horrorizado con el film y trató de arreglar lo que pudo con el montaje y doblaje.

Imaginamos que Jimmy andaría en pleno egotrip, alimentado por la cocaína, y totalmente convencido de él era más que capaz de llevar el proyecto a buen puerto. La película, claro está, no la vio casi nadie, y quedó como una mera curiosidad en la carrera del exfucker y ahora contertulio de Jimmy. Eso sí, más que colocados de farlopa, parece que se rodó bajo los efectos de drogas alucinógenas. Algo se estaban metiendo, eso está claro.

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Cochazos muy cutres: los ‘Fast & Furious’ de saldo

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Las últimas entregas de Fast & Furious se han convertido en gargantuescas películas de acción y agentes secretos, muy alejadas de sus orígenes, mucho más humildes. Viendo las recaudaciones, podríamos decir que el público general lo prefiere así. Pero eso deja un pequeño hueco que cubrir: el de los fans de los coches, el tunning y las carreras, que añoran un tipo de película más enfocada y simple. Y para ellos existen las furiousxploitation y sus copias chungas.

Algunas, en honor a la verdad, tienen un buen acabado. Pero por cada Torque o The Need for Speed, hay otra hecha con los coches de tu primo y el dinero de las vueltas del pan. La falta de carisma de los intérpretes, de medios y de ideas convierten a este subgénro en uno de los más lamentables de la historia de la Xploitation. Lejos de ver locurones imposibles, las copias de A todo Gas son vulgares films de carreras de coches para satisfacer a un fan muy flipao con lo suyo. Estas son algunas de las peores

Lay It Down (2002, Michael Cargile)

Ya os hablamos aquí de esta versión cristiana de la saga de Vin Diesel. Gracias a su mensaje evangélico y buenrrollista, se convierte en la copia más absurda y original de todas. Eso sí, también es la más ramplona que vamos a reseñar. ¡Se le quitan a uno las ganas de pisar el acelerador!

Redline: Competición Letal (2007, Andy Cheng)

A Redline podemos otorgarle el premio al tagline más CANI de la historia del cine: “coches más chulos y tías más buenas”, como reza el DVD americano. Lo que contiene ya lo imagináis. Una peli de esas que dan en Mega un domingo por la tarde.

Fast Track: No limits (2008, Alex Sand)

Con Uwe Bol retirado, ¿quién podrá el papel del cineasta alemán más jeta y vilipendiado? Quizá Alex Sand. Con esta copia motorizada demuestra que tiene dos de las principales característica del cine de Bol: oportunismo y mal gusto. Lo primero lo demuestra subiéndose al carro de las pelis de carreras. Lo segundo, con algunas de las escenas esta peli, incluida una donde los malos son regados por una bolsa de pis caliente. Por lo demás, tu furiouxploitation habitual.

Street Racer (2008, Teo Konuralp)

Tenía que pasar. The Asylum, los reyes de la mockxploitation más caradura y coñazo también tenían que hacer su film de carreras de coche. Pocos vehículos (y poca gente), CGI extremadamente cutre y errores de continuidad a porrillo. Un soberano aburrimiendo, como el 95% de las películas de The Asylum.

200 MPH  (2011, Cole S. McKay)

Y OTRA PELÍCULA DE COCHES DE THE ASYLUM. Aplíquese todo lo dicho en el caso de Street Racer. No hay manera de

Street Society (2014, Awi Suryadi)

Y… ¿cómo no iban a copiar los asiáticos esta saga? Los indios se inspiraron en F&F para crear la saga Dhoom, pero nosotros nos quedamos con esta, con sus personajes “guays” con gorras y ropa de colores. Y humor tailandés que no falte. De ese que a nosotros no nos hace mucha gracia.

Superrápidos y Megafuriosos (Superfast, 2015, Jason Friedberg)

No podía faltar la parodia de una película con tantísima taquilla. Una con la que te ríes poco, como era de esperar de los “cracks” que nos regalaron Casi 300. La avalancha de chistes y gilipolleces es tal que, claro está, algunas funcionan. Pero en otras ocasiones te quieres morir de la vergüenza ajena ante unos chistes patéticos. Y encima es bastante larga: aguantar los 100 minutos del film es una labor titánica.

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La pesadilla de Stephen King: ‘El resplandor’ en versión turca

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Stephen King vuelve a estar en la boca de los cinéfilos. Estas últimas semanas hemos podido ver un nuevo avance de La torre oscura, aunque lo que parece que ha gustado especialmente ha sido el tráiler remake de It. Lo que posiblemente no sepa ni el propio King es que alguna de sus obras ya tenían un remake. Al menos en Turquía.

O igual le daba lo mismo. Porque el escritor nunca quedó muy contento con el resultado de El resplandor. Así que una fotocopia turca en plan megacutre imaginaos que le gustará aún menos. Nosotros, por supuesto, estamos encantados.

Biri Beni Gozyulor (1988, Omer Ügur) llegó cuando el cine pop turco ya estaba prácticamente muerto. De hecho, es significativo que Ügur tratara de imitar un film de autor, en lugar de algún blockbuster de aventuras como era la norma. Dado que se renuncia a recrear algunos de los planos y escenas más icónicas de Kubrik, me da la sensación de que, en realidad, lo único que importaba es que se podía rodar de manera barata.

En realidad, la película podía ser perfectamente una especie de secuela: un escritor de novelas terror llamado Hulki (ejem) decide ir a un hotel con su familia, buscando la inspiración perdida. En ese hotel, resulta que OTRO escritor se volvió loco hace años, mató a su familia y se ahorcó. Esto lo convierte en un lugar tan interesante como barato. Todo son ventajas.

El protagonista descubrirá que se trata de un sitio maldito, o algo así: por lo visto en ese mismo lugar existía un lugar de peregrinación para los pescadores, la tumba del santo pescador. Una que fue demolida hace años. Y desde entonces pues eso: sucesos extraños, asesinatos, gente perdiendo la cordura… como en la Feria de Abril.

Nuestro amigo Hulki se ve afectado por ese ambiente malsano. El padre de familia irá perdiendo el interés en su novela y ganándolo en aterrorizar a su familia. Primero poco a poco, con cositas como querer probar a ahorcarse un poco, a ver que se siente. O tener sexo en la habitación del asesino, algo con lo que seguro que muchos fans del terror han fantaseado.

El escritor va perdiendo el juicio un poco porque sí, sin influencia paranormal. Igual es genérico. Durante el tercer acto de la película, Hulki se dedica a perseguir a su familia hacha en mano y a matar algún que otro secundario. Eso sí, la escenita en la que destruye la puerta y se asoma brilla por su ausencia.

En su lugar, tenemos copias de escenas como aquellas en las que se lía a escribir lo mismo en la máquina de escribir, o en las que el crío tiene eso ataques raros. Eso sí, hay diferencias: en vez de una tormenta de nieve, lo que incomunica al hotel son lluvias torrenciales. ¡CUIDAO!

En realidad, hay cosas de esta película que me hacen más gracia que en la de Kubrick. Qué le vamos a hacer: a mí no me parece esa gran obra maestra. El enfoque es mucho más directo y enfocado. El director no divaga y sabe lo que quiere hacer: una peli de terror más normal, aunque no le salga ni a la de tres, y es consciente de las limitaciones de su producción. A ello contribuye una buena banda sonora… robada de Psicosis II, claro.

¿Lo malo? Que es un film aburrido y flojo, sin nada que llame la atención mas allá de la mera curiosidad. Mola que exista una peli a la que llamar ‘El resplandor turco’, lo que ya no mola tanto es verla. Es mediocre, sosa y cutre hasta decir basta.

Es bastante lógico que versiones turcas de cosas como Star Wars, Superman, o incluso El exorcista, hayan quedado como películas trash de culto y esta… pues eso. Esta se quedó ahí, perdida en el tiempo y generando poco, muy poco interés tanto entre los fans del cine chungo como entre los que veneran El resplandor.

Claro que esta contención, o esta capacidad de hacer algo más parecido a lo que los humanos entendemos como un film, benefició a la larga director. Ügur consiguió labrarse una pequeña carrera en el pobre cine de su país, dirigiendo películas y series para la tele. Al tipo le ha ido mejor que al 90% de los sospechosos habituales del cine pop turco.

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Alien vs Supergirl: los japos están muy mal

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El guión del primer Alien caló mucho entre los exploiters de todo el mundo. Es una premisa sencilla y terrorífica: un monstruo asqueroso se infiltra en un entorno cerrado y va matando uno por uno a los humanos. Lo mismo daba un complejo subterráneo con un mutante que un barco con un gato diabólico.

Tenían que ser los japoneses, los que dieran la vuelta al concepto. De entre las decenas de imitaciones que existen, la suya es la más loca, chorra y, sí, desagradable. Y fijaos que no hay mucho gore: hay muchas más estómagos reventados en Contaminación: Alien Invade La Tierra. Pero os aseguro que este Alien Violator: The Supergirl Chronicles (Eiji Kamikura) gana a todos en sordidez y asquerosidad.

El concepto es digno del fanfiction más imbécil y pervertido: en el futuro lejano, la heroína nipona Miss Infinity y Supergirl están en animación suspendida, recorriendo el cosmos por ahí. De repente, el ordenador de la nave la despierta. Algo anda mal. Algo extraño se ha colado en su interior…


Ms. Infinity despierta y se encuentra por ahí a Supergirl, que también anda por ahí, persiguiendo al monstruo. Juntas deciden explorar la nave y descubrir que pasa. Lo que pasa es, claro, que hay un alien por ahí que busca reproducirse. Y no a través de huevos y abrazacaras, si no a través de penetrarlas con sus tentáculos.

Las chicas lucharán con él, usando sus habilidades y conocimientos de lucha. Y fracasando en el intento. Primero Ms. Infinity y luego Supergirl, las dos sucumbirán a los pollazos alienígenas. Los fans del “tentacle porn” japonés ya sabéis que esperar aquí. Urotsukidoji fue solo el principio de este maravilloso subgénero que tantas alegrías a dado a los pajilleros de todo el mundo.

Supergirl, opone algo más de resistencia, gracias a sus amplios poderes. Y ni por esas, como os imagináis. Sufrirá el mismo ignominioso destino: ser receptáculo de la semilla del alienígena.

Alien Violator es lo que es. Porno retorcido para gente “especial”. El film dura cerca de hora y media, con la mayor parte del tiempo destinada al intercambio de fluidos alien-heroínas. Cultura del cosplay en estado puro: los crossovers que improvisan los fans en cualquier salón del cómic, llevado al último extremo.

La producción corre a cargo de Giga, una empresa japonesa que se pasa por el orto los copyrights para realizar este tipo de pornos retorcidos con personajes de la cultura pop protagonistas. ¡Todos soñamos con ver a Supergirl siendo violada por un alien! Bueno, todos, todos… no. Pero alguien por ahí habrá. Digo yo.

Al margen de su cualidad como material masturbatorio (que ahí ya cada uno lo que le ponga), lo curioso es que para ser un videazo casposo… ¡no está tan mal! Las escenas en la nave, las pocas en las que se trata de generar suspense, tienen cierta atmósfera y funcionan dentro de su contexto de serie Z. Molaría ver a algunos de sus directores tratar de hacer una serie B más convencional. Aunque claro: la bandas sonora, robada a Jerry Goldsmith (¡como en la peli se la semana pasada!) ayuda.

Incluso, en algunos aspectos, hasta dan más miedo que alguna de las secuelas: las más poderosas heroínas se ven derrotadas por el Alien. Es algo que sucede en el 90% de estas películas de sexo cosplayer, que tienen finales de lo más turbadores, con la protagonista destrozada por los monstruos tentaculares. ¿Guarda el fan de, por ejemplo, Wonder Woman, un deseo subliminal de verla humillada y derrotada? Misterios sin resolver.

El film fue lanzado en España por los chicos de Trashorama, siempre dispuestos a editar esta clase de basurillas. Si lo desean, pueden buscar alguna copia en Wallapop o alguno de esos, porque parece que ya está totalmente agotada. Más no os preocupéis: seguro que con el estreno de Alien: Covenant vamos a tener nuevos aliens folladores seguro. Igual hasta un día los saca el propio Ridley Scott, porque últimamente…

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Las 5 copias más lamentables de ‘Alien’ y ‘Aliens’

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Seguimos a tope con el tema Alien. Ridley Scott retoma la historia de los xenomorfos, y nosotros soñamos con reacciones parecidas a las de los 80: una auténtica avalancha de copias e imitaciones de distinto calado. De hecho, su influencia fue tal que aún hoy siguen apareciendo versiones y remezclas, algunas de alto copete como la reciente Life.

Pero nosotros, a lo nuestro: a elegir sus versiones más lamentables y casposas. Desde Xtro a cosas como Contaminación Alien Invade la Tierra, pasando por Biohazard, la cantidad de imitaciones es tremebunda. Estas son las que hoy consideramos las más lamentables a día de hoy, aunque nuestra opinión puede mutar de un día para otro. Como los aliens de Covenant, fíjate tú.

Creepozoides

País: EEUU

Año: 1987

Concepto: Aliens postapocalípticos.

La vida es complicada después del holocausto. No solo es difícil encontrar comida o refugio: si tienes mala suerte, te acechan criaturas mutantes de goma que te impregnan con su mierda de ADN y matan a tus compañeros uno a uno. Creepozoides es todo esto y mucho menos, contado de la peor manera posible. Un soberano coñazo que el amigo Wally Week aún recuerda como una de las peores cosas que ha visto en su vida. Lo mejor: que sale la fiera pornstar Ashlyn Gere haciendo un papelín.

2016

País: Ghana

Año: 2011

Concepto: Alien vs Terminator en el tercer mundo.

Ni más ni menos. Un alien con complejo de predator baja a la tierra a matar africanos. Para ello usa su fiel cuchilla-boomerang, un arma terrible. Menos mal que la tierra tiene sus terminators de Ghana para enfrentarles a ellos. Otro disparate a cargo de una de las filmografías emergentes de África.

Alien 2 – Sobre la tierra

País: Italia

Año: 1980

Concepto: Alien subterráneo.

Los italianos tienen un buen montón de copias de Alien y Aliens, pero nos quedamos con esta por motivos evidentes. Es confusa y lenta como ella sola. Básicamente, unos astronautas o algo así se traen algo del espacio, que unos espeólogos deben ir a buscar. Como esperáis, aparecen unos bichos y los matan a todos. Especialmente abominable es la banda sonora:

La Grieta

País: España

Año: 1990

Concepto: Alien bajo el agua.

Con el éxito de Abyss, hubo una pequeña avalancha de películas con monstruo submarino. La idea del genial Juan Piquer Simón fue la de unir dos pelis de Cameron en una: la mencionada Abyss y Aliens. Unos tipos van en un submarino a recuperar unos documentos de un submarino anterior desaparecido. Al llegar a la grieta oceánica del título, descubren que son un montón de armas biológicas que han acabado con la anterior tripulación. Lo mejor: el papelito del gran POCHOLO MARTÍNEZ BORDIÚ.

Alien vs Hunter

País: EEUU

Año: 2007

Concepto: Crossover de baratillo.

La habitual mierda de la Asylum: un clon de Predator se enfrena a un Alien con patas de araña gigante en un bosque. El pobre William Katt hace el idiota por ahí, al frente de un grupo de soldados que son pura carne de cañón y a los que dan caza o un bicho u el otro. Horrorosa, pero todos tenemos que pagar las facturas.

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‘Wonder Princess’: los coreanos también plagiaron a ‘Wonder Woman’

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Es el momento. Wonder Woman ya está estrenada en EEUU, en breve tocará su estreno en España, y en esta columna no podíamos ignorar el acontecimiento. Al ser la primera película con el personaje, uno podría pensar que quizá no había imitaciones chungas previas, ¿verdad? Pues sí: alguna hay. Hoy hablamos de uno de mis subgéneros favoritos: la cutre-animación coreana.

En los 70 y 80, antes de servir de mano de obra barata a la animación mundial, la industria surcoreana trató de plantar cara a la invasión nipona con sus propios animes. Los resultados eran toscos, y sus ideas y personajes, totalmente copiadas. Durante esos años, los coreanos lo copiaban todo en forma de dibujos, de Batman a Mazinger Z, pasando por Tron o… efectivamente: Wonder Woman.

Cheong-gi Kim venía de petarlo con sus largos del robot Taekwon V, el Mazinger sin armas que hacía tae kwon do. Tras estos éxitos, Kim buscó nuevas obras que copiar nuevos retos, y se decidió por un crear una superheroína para las niñas coreanas. Y así, en 1978, se sacó de la manga a… WONDER PRINCESS.

Bueno, la copia es más que evidente, aunque haya un poquito de vergüenza torera, la suficiente para introducir algún cambio en el traje, o en el origen. Pero vamos: es princesa y es maravillosa: como nuestra Wondy. No creo que los fans del personaje se quejaran: la serie de TV estaba cancelada y la serie de TV de los Super Friends era bastante ñoñita.

Porque claro: esta princesa maravilla no viene de una isla perdida, sino del especio exterior. Y llega para protegernos de una flota alienígena de invasores. Y mientras llega, de paso, salva a un astronauta de la muerte: un día completito.

Wonder y el astronauta se recuperan en un planeta paradisíaco, distrayéndose con cosas como montar carreras de chocobos. Claro que, una vez recuperado, tendrá que volverá a la tierra. La princesa decide seguirle e infiltrarse en su entorno para protegerle. Por supuesto el tipo no se da ni cuenta de que esa chica nueva con gafas se parece a su amada espacial.

El malvado científico decide enviar diferentes grupos de villanos y malvados a asesinar al astronauta. Pero cada ocasión, la heroína se transformará en su identidad heróica y les dará pal pelo a los malos.

Y aunque lo pasamos fenomenal viendo a la heroína acabando con bandas de villanos (algunos cyborgs y todo), nuestros oídos sufren una de las “geniales” ocurrencias del director. La princesa tiene la manía de dar chillidos espeluznantes en todo momento. ¿Qué salta para evitar un misil? ¡Grito! ¿Qué le pega un tortazo al malo? Igual. ¿Qué Alfredo Duro hace el ridículo? ¡Grito! Y así durante toda la película. Mejor hacer como cuando vemos Eurovisión y no subir mucho el volumen.

Entre intento de asesinato y peleas, un par de personajes se dedican a hacer gracietas para dar el imprescindible toque de humor : que no falte nunca en el cine le personaje del niño gracioso y su mascota, en este caso, un panda pequeñito encargado de realizar monerías variadas

El final transcurre en el cuartel general de los malos, al cual acude Wonder Woman para liberar a su novio astronauta. Un auténtico festival de malos malísimos con escudos ametralladoras, pistolas de espadas, serpientes robots, explosiones y peleas totalmente enloquecidas que molan mogollón y que solo pueden pasar en los dibujos animados. En su día, por técnica, y hoy día, por vergüenza.

Todos los tics de los dibujos coreanos de la época están aquí presentes: copias de personajes, acción chorra, asombrosa pobreza técnica, gritos a puntapala, argumento esquemático, banda sonora de las procesiones del pueblo, animación reciclado… Eso sí: aquí los diseños son más cercanos al anime, los animadores se salen menos de modelo, y la historia va más rápida y tiene menos relleno.

El resultado es una caspa mayúscula que, no obstante, es divertidilla, loquísima y con una Wonder Woman que arrasa con todo. Está entre lo mejor de la producción de su director, que no es mucho decir pero hey: el tipo se superó. Kim volvería después a las secuelas del robot Taekwon y la infame saga Ureme. Wonder Princess no volvió al cine, pero puedo imaginar a niñas pequeñas de Corea del sur, convirtiéndose en irredentas fans del personaje. Lo que me pone los pelos de punta: ¡miles de personas haciendo el gritito taladrante ése!

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La versión española de La Momia: con tetas y franquista

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Mi intención de contrastar el estreno de la última versión de La Momia con alguna de sus escasas réplicas hispanas terminó desembocando en un auténtico reto. El film elegido, La Momia Nacional, ha resultado ser uno de los mayores desafíos de mi carrera como Crítico de Mierda. Simplemente: NO HAY DIOS O HUMANO QUE AGUANTE este auténtico bodrio español.

La Momia Nacional aparece en 1981, con las comedias chungas de Esteso y Pajares arrasando en taquilla con sus comedias chuscas de destape. Una de ellas, Polvos Mágicos, había funcionado bastante bien. Aunque al productor José Fradé no le hacía gracia la película, quería más: más tetas, más monstruos y más caricatos.

El guión se encargó al veterano Juan José Alonso Millán, autor de libretos como Historia de S o La Masajista Vocacional. Para dirigir, volvió a confiar en José Ramón Larraz, que gozaba de cierto prestigio gracias a su film de culto Las Hijas de Drácula, que probaba también suerte en la comedia. El resultado es su película más terrorífica, las más difícil de mirar y la que más hace sufrir al espectador.

El tono del film es fijado rápidamente por la insoportable canción que suena en los créditos, donde nos cuenta que la momia está cachonda, tiene un consolador y nosequé hostias. Se supone que nos debe de dar risa, pero lo que provoca es desasosiego y vergüenza ajena. Ejemplo perfecto de lo que será toda la película.
El explorador Felipe (Quique Camoiras) ha vuelto de un largo viaje por Egipto. Es recibido en la mansión de su libidinoso amigo Saturnino (Francisco Algora), su ama de llaves y el servicio, entre el cual está la gran Paloma Hurtado.

Felipe trae varias novedades de su viaje: por un lado, el sarcófago de la momia Elisa, una joven que fue violada y asesinada hace 2000 años. Por otro, presenta en sociedad a su hija Ana Mari Capullo (la guapa Azuzena Hernández), una joven lozana y algo borde cuyo culo y tetas no dejaremos de ver en primeros planos a lo largo de la película.

Esa noche hay luna llena. Y la luna llena, ya saben, trae siempre consecuencias. Por un lado, la momia despierta, “condenada a tener furor uterino por toda la eternidad”. La momia busca venganza violando a cualquier hombre que encuentre en su camino. Bajo las ventas se adivinan unas esculturales formas femeninas, que son confirmadas cuando vemos sus tetas egipcias.

Ah, y mientras, Felipe se convierte en hombre lobo.

Saturnino lleva a su hermano Felipe a un asilo mental… donde les atienda nada menos que Nosferatu (Carlos Lucena) en una escena, diseñada para cachondearse de la película de Werner Herzog tan aclamada. Ah, se hace llamar “Doctor Cabezas” a todo esto.

Al día siguiente, en un picnic, un psyco-killer ataca a Paloma Hurtado, cortando uno de sus brazos. Esa misma noche, el vampiro / doctor, despierta a sus tres vampiras, a las que pone a trabajar en un burdel “a putear, a putear. A sacarle la sangre al contribuyente”. El nivel.

Tras una escena gilipollesca en el burdel de las vampiras, llegamos al clímax de la película. La momia resucita, y resulta estar poseída por… Tejero, aunque yo creo que lo de “momia” lo querrían aplicar más a Franco y se quedaron con las ganas. En todo caso, esta momia de derechas se dedica a perseguir a Saturnino al grito de “Se sienten… se sienten coño”.

Aunque tenemos vampiros, momias, hombres lobos y una asesina psicópata, la película es, un recital del peor humor verde, con señores persiguiendo jóvenes y aferrándose con fruición a sus pechos. El contingente de chistes sexuales es enorme, aunque quizá menos al de un episodio de La que se avecina. En eso, la película sigue entroncando con lo que hace reír a los españoles.

La película, efectivamente, tiene trazas de una revista protagonizada por Juanito Navarro o, claro está, Quique Camoiras. La sal gorda es complementada por decenas de chistes coyunturales sobre la UCD, los políticos y futbolistas de la época, Comisiones Obreras, José María García, el golpe de estado, anuncios de moda… Todo ello convierte el humor del film en impenetrable para el espectador actual, Pornosawas aparte. Lo peor es que… en su día tampoco resultaba especialmente graciosa.

Porque esto es un mamotreto sin pies ni cabeza: es absolutamente ridícula hasta el punto que el espectador termine confundido e incapaz de seguir el hilo. Los personajes hacen idiotez tras idiotez sin demasiada gracia, las situaciones planteadas no son especialmente interesantes y el film se salta sus propias reglas constantemente.

La sensación de improvisación, de descuido, es constante y cargante. Tanto así es así que hasta los chistes se repiten hasta terminar aburriendo: hay como 6 o 7 del aceite de colza, 10 del Doctor Cabezas, nosecuantos de Carrillo y Suarez… No es de extrañar, por tanto que ni en su día levantara pasiones. Porque tiene muy poca gracia. Y os juro esto no lo digo por prejuicios: algunas de mis mejores amigas son momias.

Larraz no nos escatima planos de tetas de jovencitas… pero en un giro que a veces nos deja algo locuelos, tiene más de una escena gore que sorprende y da algo de carácter a un film ramplón. En todo caso, no bastan para hacer distraída uno de los films más insoportables del cine español.

La taquilla fue tibia, y el guionista añadió el humor de los ZAZ y Mel Brooks a su repertorio, dando lugar a cosas más potables como Cristobal Colón, de Oficio Descubridor, dirigida, de nuevo, por Ozores. Eso sí: sin dejar de hacer chistes de Jose María García, Suarez y las autonomías. Larraz y él volvieron a probar suerte juntos con Juana la Loca (de vez en cuando), con resultados bastante inferiores a la de Colón. Larraz volvió al terror que se le daba mejor. Ser Ozores, por chusco que nos pareciera, no es tan fácil.

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‘Wonder Lady vs American Monsters’: la amazona contra Predator y Terminator

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Lo de los japoneses con las heroínas americanas no es normal. Porque una cosa es que existan versiones porno de las superheroínas: hasta ahí todo correcto. Pero lo que sorprende es como, ya puestos a infringir copyrights, los nipones aprovechan para hacerlo a lo grande y montarse unos crossovers imposibles con sexo aún más imposible.

Wonder Woman no iba a ser diferente. Su estatus de personaje femenino icónico ha llevado a que existan decenas de pornoparodias y semejantes. Pero ninguna como la que se sacaron de la manga en la productora Giga en 2012: Wonder Lady vs American Monsters. Aquí se enfrentaba, atención, con el Joker, Jason, Terminator y Predator. TOMA YA.

La historia arranca cuando el Joker y su banda roban en un banco. Wonder Lady va al rescate y le pega una verdadera paliza al príncipe del crimen. Que será encarcelado. Su nivel de poder es muy diferente y lo normal es que ella se lo lleve por delante. Que no se enfaden los numerosísimas flipados con el Joker que pueblan los foros del mundo.

A continuación, y un poco porque sí, tenemos a la amazona luchando con un psicópata asesino, a medio camino entre Jason de Viernes 13 y Cara de cuero de La matanza de Texas. Como mola saber que la heroína nos protegería también de estos psicópatas: el vulgar machete de Jason Vorhees no podría nunca con sus superbrazaletes.

De momento llevamos dos de dos: el personaje ha quedado mostrado como un guerrero capaz y poderoso. Llega el momento del drama. Terminator aparece desde el futuro para… liberar al Joker y derrotar ante Wonder Woman. Y entre los dos villanos, consiguen reducir a nuestra heroína.

El Joker, como enfermo que es, decide torturar a la amazona, con cosas como aplicarle un táser en los genitales, sobarla y, finalmente, violarla. Cosa que ya esperábamos porque en todo estos pornetes japos tiene que pasar esto, que es lo que espera su público.

A Wondie le salva…. Nada más y nada menos que UN PREDATOR. Porque sí, del espacio llega un depredador que había echado el ojo a la superheroína. El resto del film circula entre los enfrentamientos entre el Predator y el Terminator para ser el próximo en violar a Wonder Lady. Una autentica tontería, porque ambos tienen su ocasión para ello. Con lo fuerte que parecía al principio. Pero ya ven. Primero hay ayuntamiento carnal con el cyborg y luego con el cazador alienígena, que será el vencedor. Para los responsables del a cinta, Predator es el ser más poderoso del cosmos.

Obviamente, a un producto diseñado a satisfacer a las necesidades masturbatorias no se le puede exigir más que eso. Quizá podría sorprender que hay alguna coreografía buena y que los disfraces están bastante bien. Supongo que uno no puede tener respeto a una Wonder Woman que no demuestra su categoría de heroína acabando con algunos villanos, legitimando así esta versión apócrifa del personaje. Cuanto más dura parezca al principio, más cachondo se pondrá el pajero cuando llegue el turno del táser y del Predator y todo eso.

O eso creo yo. Porque la verdad, ni soy especialmente fan del personaje ni del porno-cosplayer este tan de moda ni nada. Como imagino que hay muchos fans que lo que quieren es ver a la amazona empujando, se produjo una segunda parte en la que se enfrentaba, atención, a una suerte de Freddy nipón viejuno y raro. He de decir que aquí se dejaban de chorradas e iban al tema directamente. Con lo que molaría un buen combate garras de Freddy vs Brazaletes de Wondy…

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‘Gladiformers’: infra-animación brasileña para los más valientes

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Es notable que una franquicia tan tremendamente exitosa como Transformers haya permanecido (más o menos) a salvo de copias cutres y exploitations. Si sois fans de Asylum, os habrá venido a la mente Transmorphers, que en realidad es más una copia de Terminator. O de Creepozoides. Son los brasileños, con la inefable Vídeo Brinquedo, los que tienen que venir al rescate.

Gladiformers: Robots Gladiadores, en realidad, cumple el viejo sueño de cualquier fan de Transformers: que se atrevan a PASAR DE LOS PUTOS HUMANOS y los protagonistas sean los robots. En cómics y dibujos animados pasa desde hace tiempo. Y los reyes de la animación cutre han tenido el buen tino de seguir este camino.

Este film, como toda la producción de Vídeo Brinkedo, está dirigido a niños flipadillos y padres y madres despistados que necesitan un DVD para distraer al crío un ratito. Los resultados técnicos son semejantes a los de un capítulo de Reboot, que tiene ya 20 años. Pero hey: cuando te cuesta un par de euros en la caja del Día, no vas a ser muy exigente.

Por lo pronto, este Gladiformers hace honor a su título: son Transformers Gladiadores. En realidad el argumento es más propio de Spartacus. Un montón de robots transformables luchan en un coliseo. ¿Para quién? Pues no termino de tenerlo claro: se habla de unos SupremoBots, que apuestan en los combates, pero a los que no vemos nunca. Como mucho, los vemos representados por cosas como… la “L” de Death Note. Ojalá Kira poniendo “Optimus Prime” en el cuaderno.

Retomemos: el protagonista, Julius Drive, fue un gran señor, y ahora está esclavizado y obligado a luchar en la arena para ser libre. Su gran rival es Magnus Tutor, un viejo enemigo al que ya derrotó en el pasado, ganándose así su odio eterno. Así que nada, que se tienen ganas.

La película tiene un esquema muy marcado. Primero los robots hacen un soliloquio hablando de sus motivos para luchar. Después, les dejan salir para que luchen. Se insultan un rato, se pegan un par de tortas. Repetimos hasta llenar hora y diez minutos. De hecho, podríamos decir que se parece bastante a Operación Dragón, salvo por algunas diferencias: son robots, es animación, no tiene gracia, y es una PUTA MIERDA. Vale, que no se parece en nada.

Fijaos como será la cosa que no se me ocurre otra cosa que destacar que la presencia de un robot llamado Proyecto 1, como el grupo latino que nos trajo aquel maravilloso tema, ‘El Tiburón’, que aún hace bailar a todos en las discotecas más selectas. Así está la cosa.

Es posible que estemos ante el film más barato y cutre de la compañía. Durante todo el film no salimos del dichoso coliseo metálico. Eso que te ahorras en diseñar entornos. Es más: los robots no tienen boca, y en muchas ocasiones, dan sus discursitos transformados en robot. Par que no haya que animar NADA. Tenemos escenas enteras con los personajes diciendo chorrada, acompañados de rotaciones, movimientos de cámara que no vienen a cuento y demás truquis para tratar de dinamizar la narración. Fracasan más que Terelu tratando de hacer la paleodieta.

La BSO, a base de power metal, contribuye a crear la ilusión de que está pasando ALGO en pantalla, cuando en realidad, muchas veces, no está sucediendo nada. Siendo de origen brasileño, pensé en que podía recordar un poco a lo que hacía el grupo Angra, originario de ese país. Cual será mi sorpresa cuando compruebo que, efectivamente, esas guitarras corren a cargo del guitarrista del grupo, Kiko Lourerio. O bien es un cachondo total o bien tenía que pagar alguna deuda de juego o algo así. Ojalá tocando algún tema de Gladiformers en su propia gira mundial, delante de 80 espectadores en Avilés.

Por supuesto, las peleas carecen de emoción y son un auténtico despropósito, con un uso de la física absolutamente demencial. Y es que cuesta tanto programar esas cosas… Echad un vistazo al vídeo y veréis a lo que me refiero. Una auténtica chapuza a todos los niveles, como no podía ser de otra forma con Vídeo Brinkedo.

Con todo, Gladiformers está entre lo mejor de la producción del sello. Es tan insoportable como cualquier otra. Y eso sí: los diseños de los robots son más bonitos y funcionan mejor que los amasijos de metal que Michael Bay se empeña en hacernos pasar por Transformers desde hace ya 10 años. De todo se puede aprender.

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El apocalipsis del planeta de los simios: Japón y sus monetes

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El Planeta de los Simios original es uno de esos films que traumatizó a una generación. Y, sorprendentemente, para su éxito global, no sufrió demasiados plagios. Por un lado, porque los propios americanos se encargaron de tener satisfecha esa demanda con las sucesivas secuelas. Y por otra, queremos imaginar, porque el nivel técnico para crear esas prótesis y maquillaje simiesco no estaba al alcance de todos.

Aun así, los japoneses, que siempre flipan con cualquier cosa que tenga monos, se animaron a hacer una serie de TV en 1974. La producción corrió a cargo de la Tsurubaya, encargados de las aventuras de Ultraman y maestros del fantástico nipón.

Quizá esta serie, Saru no Gundan, resultara ser bastante recomendable. De hecho, la propia productora afirmaba que buscaban recrear la novela original de Pierre Boulle. Sin embargo, a occidente llegó en 1987 un largometraje remontado y con diálogos doblados ridículos, carne de cine chungo, que aquí fue titulado El apocalipsis del planeta de los simios por la gente de Asian Trash Cinema.

En el “film”, por así llamar al mamotreto que hemos visto aquí, nos presenta a Johnny y Caroline y su joven cuidadora Catherine y una joven que visitan a su tío Charlie, que es inventor. Como están un Japón, un terremoto les sorprende, y se refugian en unas extrañar capsulas que hay en el laboratorio: lo que siempre recomiendan las autoridades en estos casos.

Las cápsulas resultan ser criogénicas, y congelan al trío durante cientos de años. Cuando despiertan, descubren que… ¡el mundo está controlado por los simios! Y no me refiero a participantes de Mujeres y Hombres, sino gorilas y chimpancés.

Los macacos persiguen a nuestros amigos, que pronto lograrán algunos aliados: una monita llamada Pepe (¿) y un beatnik con jersey de cuello vuelto. Mad Max nos mintió: al apocalipsis no sobrevivirán punks y nuevos románticos, sino beatniks. Y quizá pokéros.

El grupito busca una manera de llegar al siglo XX mientras les pasan un montón de cosas. Les capturan, se escapan, les ponen trampas… Unas trampas tan bien puestas que son incapaces de capturar a niños de 10 años. Tecnología simia. También hay un OVNI por ahí dando vueltas que no se sabe bien qué hace. Pero hey. OVNIS. Siempre molan.

La cosa no para durante toda la película, con tramas y situaciones que se apelotonan y resuelven de cualquier manera. Uno flipa, pero nunca se aburre. El film termina con una voz en off “explicando” todo para intentar evitar que se nos quede cara de tonto. Y fracasando. Por lo que nos dicen, la humanidad dejó su destino en manos de un superordenador, y entrenó a los monos para hacer todas las tareas. Incluida hacer la guerra. Y el cine, lo que explicaría la última de Transformers.

El film tiene el ritmo habitual de las series de TV remontadas en films: un ritmo endiablado, fruto de coger los mejores momentos de cada episodio, pero que también resulta un batiburrillo de ideas y situaciones resultas sin solución de continuidad. Nuestros lectores más jóvenes igual no se lo creen, pero era una práctica relativamente común en los 70 y 80. Y los resultados, siempre alocados.

Quizá la serie original tenía algo de sentido. Ciertamente, y para ser TV de los 70, hay cosillas que no están mal. Alguna de las máscaras y algunas maquetas nos recuerdan que Tsurubaya era capaz de hacer cosas decentes con poco dinero. Para el espectador occidental, es un auténtico sindiós capaz de hacernos reír y alucinar con lo que estamos viendo. Sí: es tan mala que te ríes, aunque sea por el picadillo que hizo Sandy Frank, su distribuidor en EEUU. Esta sí que parece montada y guionizada por un monete.

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Déjate de ‘Spider-Man: Homecoming’…¡Llega la Spider-Girl de Nigeria!

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Hace ya un par de años os hablamos aquí del Spider-Man de Ghana. Una loquísima y cutrísima versión del héroe, convertido en un espíritu vengador.

Lógicamente, Nollywood, la cinematografía más activa e importante del continente, no podía dejar que su eterno rival Ghana le adelantara a la hora de copiar. Y si ellos se adelantaron en copiar a Spidey, ellos serían los primeros en hacerlo a… ¡Spidergirl!

Como muchos sabrán, ya existe un cómic (muy bueno, por cierto) titulado Spider-Girl, que cuenta la vida de la futura hija de Peter Parker. Pero nos da a nosotros que aquí ni sabían de la existencia del personaje. Simplemente, era una manera de dar un giro a la imitación. Lo de vestirse con una máscara más propia de Leatherface que del Hombre Araña no terminamos de entender por qué es.

Como en tantas ocasiones, las aventuras de Spidergirl están dispersadas a lo largo de las dos partes de la película, sumando más de cuatro horas de confuso aburrimiento en la jungla. Es la famosa actriz Regina Daniels (a la que ya vimos en la versión africana de Batman) la que vida a la chica araña. Esto nos hace considerar que, para los estándares nigerianos, se trata de una película de alto presupuesto: rostros conocidos y efectos especiales punteros, como nos demuestra su inenerrable tráiler.

¿La historia? Pues os la podéis imaginar. Bandas de mercenarios que ponen en peligro la pacífica vida en la Nigeria rural. Estos guerrilleros secuestran, roban y extorsionan ciudadanos inocentes, poniendo en jaque al gobernador local y las autoridades.

Una joven maestra tenía planeada una excursión al campo con sus alumnos. Y ni todos los terroristas del mundo van a impedir que se vayan. Así que, ignorando los consejos de su marido, pillan un bus y se plantan los 30 o 40 que serán ahí en la selva y montan una fiestuki, nigerian style.

Lógicamente, los terroristas hacen acto de aparición y matan a un montón de gente un poco porque sí. Algunos estudiantes huyen, y los malvados les persiguen, buscado que les devuelvan su dinero.

Con estos mimbres pasamos toda la primera mitad de la película. DOS HORAS en las que no vemos al personaje titular. Repito: DOS HORAS y sin a Spidergirl por ningún lado. Pero tras semejante espera, efectivamente, hace acto de aparición nuestra heroína. ¡Spidergirl! Una de las chicas es picada por un arañón de CGI que andaba por ahí en la jungla. Y claro: le da poderes.

Hay más diferencias: nuestra heroína no es especialmente ágil. De hecho, su manera de golpear y luchar es especialmente torpe. Pero es suficiente para dejar fuera de combate a los mercenarios de un solo puñetazo. ¡Y para celebrarlo todo emocionada!

Spidergirl se dedica a eliminar a los malos: de un mamporro o lanzándolos por ahí con suma facilidad. A uno lo pone en órbita, prácticamente. Otro, que iba en un coche, comprueba aterrado cómo la chica araña lanza el vehículo por los aires. Y acaba explotando, con él dentro, claro. Tolerancia cero con el malhechor.

Pero también tiene sus límites. Cuando el autobús con los chavales pierde el control y está a punto de estrellarse, casi le da un jamacuco. Se queda ahí tirada, agotada tras el gran esfuerzo de detener el bus.

Los chavales vuelven todos a casa del gobernador, y celebran que están vivos. Fijaos que los tíos podían haber llamado antes y avisar, pero no: prefieren dar la sorpresa. Los malos perseguirán al hijo del gobernador y el resto de rehenes escapados, y Spidergirl aparecerá de cuando en cuando a lanzar sus telarañas explosivas, hasta llegar al fin, en el que se carga a todo el mundo de una manera algo anticlimática y recibe las felicitaciones del gobierno.

Podemos decir que, en muchos aspectos, Spidergirl es tu película de Nollywood estándar: gente pegando tiros en el campo, otros dando voces en interiores, interminables escenas de diálogos, cuatro localizaciones y un guión que estira al máximo un argumento para llegar a las, en este caso, cuatro horas que los públicos africanos demandan.

A nuestros ojos, esta dupla puede parecer poco menos que una basura y un aburrimiento. Pero allí… fue un exitazo. Ese mismo año apareció otra doble entrega de Spidergirl, ahondando en las mismas tonterías, eso sí: ahora los malos tienen su propia Spidergirl Malvada, que te electrocuta con sus telarañas-táser. ¡Y eso que aún no se había estrenado Spiderman: Homecoming! La doble diábolica aparece fruto de la intervención de una hechicera que anda por ahí en tetas favoreciendo a los malvados. Es de un chungo insondable, aunque, claro, mejor que Spiderman 3.

Tragarse estas cuatro horas de peleítas en la jungla no está al alcance de todos, ni siquiera al de Tony Stark. Ojalá la reclutara para los Vengadores. O mejor: ¡ojalá unos vengadores nigerianos! Eso sí: que exista un film de una superheroína que lo peta en el cine de Nigeria, de entre todos los sitios, es en su contexto tan importante como la llegada de Wonder Woman a las pantallas de occidente. Y ojo, que lleva ventaja: ya tiene 4 pelis a su nombre.

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‘Dead Clowns’: El truño de payasos zombies que te hará salir corriendo a ver ‘It’

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Por lo visto, el payaso Pennywise fue responsable de las pesadillas de un montón de niños incautos de los 80. En realidad, las posibilidades de que cualquier película con payasos traumatice a alguien son altas. ¡Pocas cosas dan tanto miedo!

El goteo de payasos siniestros ha sido lento, pero constante. Siempre hemos tenido algún título, aquí y allá, que utilizaba la coulrofobia para causar incomodidad. O como decía Bart Simpson, “no puedo dormir, me come el payaso”.

Y si tuvimos payasos alienígenas con la mitiquísima y divertida Payasos Asesinos, estaba claro que era cuestión de tiempo que llegaran los payasos zombies. Concretamente, era cuestión de que explotara la moda zombie para que alguien se animara a unir estos dos mundos.

Romero ya dio un aviso en El Día de los Muertos. Y en 2003 ya nos llegó esta joya. Payasos Muertos (Dead Clowns, Steve Sessions). La fórmula no podía fallar: payasos + zombies. Y falló, porque la peli es, bastante coñazo.

La película, lejos de excusas rocambolescas, tiene un planteamiento bastante sencillote. Incluso atractivo. Nos trasladamos e pueblo de Port Emmett. El típico pueblecito donde nunca pasa nada… salvo AQUELLO. Como en tu pueblo. En este caso, lo que pasó es que, hace 50 años, un circo llegaba el tren al pueblo. El puente se rompió y todos los payasos murieron ahogados al caer el tren al río.

Hasta que llega un día, un tornado libera a los payasos de su tumba acuática. Y, claro. resucitan, claro, como seres cuasi legendario. A John Carpenter le funcionó en La niebla, así que aquí podía funcionar también. Pero ni Sessions es Carpenter, ni tiene su presupuesto (que tampoco era tanto), niu protagonista es Tom Skerrit, NI NA.

Pues eso. Que aprovechando que un día hay un huracán y los protagonistas de la peli están incomunicados, aprovechan para resucitar y vengarse de los vivos. No sabemos la causa, simplemente, resucitan porque sí, porque tienen cuentas pendientes con la gente del pueblo. O sea que son también un poco fantasmas, además de payasos y zombies. Y submarinos. Solo les falta ser adolescentes

El film transcurre básicamente, con cada payaso acechando a algún incauto humano, en escenas bastante similares y que en lugar de tensas, son bastante aburridas. Es una venganza muuuuy lenta. Todo en esta peli va muy de-pa-cito.

La película pierde el interés que podía haber generado la leyenda del principio del film, con un guión que viene a ser lo mínimo que se despacha, y sin ningún tipo de giro interesante. En general, estos humanos, descendientes de aquellos que pasaron de los payasos, son bastante idiotas. La peli hasta tiene su pelín reaccionario al insinuar que se merecen la muerte, al ser guarretes o consumidores de droga.

Solo queda disfrutar de algún buen efecto gore old-school para los fans de las tripas. Como son zombies, pues una vez efectuada la venganza, se comen las tripas de los vivos. Y que la venganza sea más venganza. Es una buena opción, ya que el gore es lo más destacado. Fijaos en las frases usadas para vender la peli “muy sangrienta” y cosas similares. ¡Nadie tenía nada bueno que decir de ella!

Payasos Zombies es justo como piensas que va a ser. Una película indie cutrona, rodada en interiores, grabada en un horrible vídeo digital mal iluminado, con material de archivo para rellenar, metraje estiradísimo (¡dura 95 minutos!), realización ramplona y sin recursos y unos actores con cero carisma. Alguna de las muertes da incluso risa. Es imposible no sonreír cuando a un tipo le cae encima una puerta, de cartón piedra y tiene que fingir como puede que pesa mucho. Y salvo gore, técnicamente es especialmente torpe.

Aun así, tampoco podemos decir que sea un desastre de película. Además del gore, hay algún punto destacable. Por un lado, está Brinke Steven, scream-queen de los 80, que cerca de los 60 años sigue haciendo papeles parecidos, y que desaparece prontito. Un día o dos de rodaje y para casa.

Y por otro, hay que reconocer que hay algún detallito que denota que, quizá, con tiempo, dinero, autocrítica y experiencia. Steve Sessions podría hacer algo decente. El tipo no ha dejado de dirigir, y reconoce que es autodidacta y que no tenía mucha idea cuando rodó éste, su primer largo. Por desgracia, do parece indicar que sigue con contar con los dos primeros condicionantes.

O sea, que no solo basta con poner payasos, zombies, o payasos zombies , o payasos zombies fantasmales y submarinos para armar una película interesante. Si no, el Deluxe del sábado sería proyectado en Sitges y ya ven…

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‘Killing Hasselhoff’: Justin Bieber se hace amigo de KITT

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Me esperaba lo peor. Una peli protagonizada por el meme andante David Hasselhoff, con el chino y con famosos tipo Justin Beaver o Master P. Desde fuera, todo apuntaba a ser una típica película “tan mala que es buena” hecha adrede, a base de cameos y locura impostada, al más puro estilo Sharknado. Ah… ¡y producido por WWE Entertainment, la productora de la empresa de la lucha libre!

Pintaba mal.

Me tengo que comer mis palabras.

Killing Hasselhoff (2017, Darren Grant) está protagonizado por Ken Jeong, aka “el chino de Resacón en Las Vegas”. El éxito de la peli le consiguió su propia serie y papeles de protagonista como éste. Aunque el tipo tiene gracia, lo cierto es que funciona mejor en pequeñas dosis. Esta peli es una buena muestra.

Jeong es Chris, el propietario de un club nocturno de Los Ángeles que tiene problemillas para salir adelante. Un día contrata a David Hasselhoff para que haga una aparición en su club, pero este no tiene ganas y le cancela a última hora. Su negocio se viene abajo, agobiado por las deudas.

Chris recuerda que en está metido en una “necro-porra”, en las que un montón de gente apuesta que famoso palmará antes ese año. El premio alcanza los 500.000 euros, así que el protagonista discurre un plan: encontrará la manera de matar “accidentalmente” al actor para así cobrar el bote de la porra.

Nuestro amigo oriental se infiltra en el entorno de Hasselhoff y así vemos como es su día a día. Resulta que es un chiflado egomaníaco que vive en un continuo estado de irrealidad. Cuando la mafia se entera de la recompensa de la porra, decide tomar cartas en el asunto: ellos matarán a Hasselhoff y obligarán a Chris a entregar la recompensa. Por lo tanto Chris seguirá intentando matar al actor mientras trata de evitar que la mafia lo haga antes que él.

Como vemos… ¡la premisa tiene gracia! ¿Quién lo iba a decir? E incluso está medianamente bien desarrollada. Aunque el personaje de Jeong y sus aventuras de aspirante a asesino se llevan el protagonismo, la estrella de la función es Hasselhoff. Se autoparodia en un registro que ya hemos visto en otras pelis: un flipao que cree que es aún una estrella, aquí empeñado en hacer “un musical de superhéroes”. El tipo vive todo el día haciendo fiestas en su mansión, ligando con chatis y saliendo a pasear en el coche fantástico, que aún conserva. Sus escenas son siempre lo mejor de la película, ya sea parodiando sus éxitos musicales, su carrera o sus escándalos. Hay hasta un gag sobre su Nick Furia.

EL cameo de Justin Beaver consiste simplemente en poner la voz a KITT. No sé si es una chorrada o una gilipollez, pero me reí. Por ahí anda Michael Winslow, el “tío de los ruidos” de Loca Academia de Policía que, atención, ¡NO HACE RUIDOS! Simplemente anda por ahí, hace un par de chistes y ya está. El resto de apariciones ya nos quedan más lejos: cómicos o locutores americanos y demás. Es una baza inútil para un público extranjero, como es mi caso.

Aun así, Killing Hasselhoff funciona dentro de sus limitaciones. Tiene más de un gag divertido, y algunos diálogos francamente graciosos. Si os gusta el humor tipo ‘Padre de Familia’ esto es. Los guionistas llenaron el libreto de: 1, chistes de pollas; 2, chistes de la carrera de Davis; y 3, chistes de BATMAN. Los primeros llegan a saturar si tienes más de 15 años. Los segundos están OK, y los terceros son algo WTF. ¿Por qué tanto Batman? En fin: lo importante es que algunos funcionan y hasta hay un par francamente graciosos.

También hay más de un gag resultón y simpático, pero al film le falta algo de dinero e inventiva para preparar alguna set-piece medianamente memorable. En el clímax hay un intento, que queda deslucido ante la posibilidad de conseguir más medios que un puñado de chalets de Hollywood en los que grabar. Molaría que los intentos de acabar con Hasselhoff fueran más locos, o que los líos en los que se metiera Jeong fueran más rocambolescos.

Pero a veces no se puede. Esto es lo que hay, todo tiene pinta de estar rodado en una semana, y con el presupuesto bajo, tanto guionista como director optan por mantener la cosa en un perfil bajo y tirar más de diálogos “ingeniosos” y el histrionismo de The Hoff. A nivel visual, Grant ni lo intenta y todo tiene una realización planita que evidencia aún más lo precario de la producción.

Con todo, el film entretiene y no falla en hacer reír unas cuantas veces. La película dura unos 80s minutos, con créditos largos incluidos. La premisa de la peli aguanta bien el metraje y, finalmente, uno pasa un rato entretenidillo si no es demasiado exigente. En definitiva: Killing Hasselhoff, a pesar de mi prejuicio inicial, no es cine chungo. Se trata, simplemente, de una peli que se sube al carro de una moda, en este caso la condición de icono del gran David, y hace lo que puede para divertir al espectador.

¡Ah! El film se llamaba al principio Killing John Stamos, aunque cambió de actor objetivo a petición de la agente del guionisto. Y además, se rodó unas escenas con Hulk Hogan… que la WWE ordenó eliminar cuando el luchador fue despedido por varios comentarios racistas en 2016. Igual llegaba a los 85 minutos. Recomendada si sois fans de los dos actores principales. El resto puede pasar de largo.

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5 clásicos del cine chungo que necesitan su propio “Disaster Artist”

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La historia se repite. Si Ed Wood fue un celebradísimo homenaje al director de una de las llamadas “peores películas de la historia del cine”, la recepción en San Sebastián por parte de público y crítica de The Disaster Artist parece indicar que pasará lo mismo. No son, ni de coña, las únicas, como bien saben, por ejemplos, los asiduos a la Monstrua de cine chungo.

Allí comprobamos que el cine de derribo está repleto de rodajes accidentados y personajes fascinantes. Sus figuras claves son casi siempre o jetas o pobres diablos con ganas de hacer una película y una gran capacidad de autoengaño. Estos films tienen también historias, responsable y circunstancias adecuadas para dar lugar a películas memorables. Ya podéis ir vuestro casting mental para ver quién interpretaría a Lucio Fulci.

 

Pulgasari

El gran líder Kim Jong Il secuestró a un director de Corea del Sur, Shing-Sang Ok, para que ayudara a rodar mejores películas. Su obra cumbre fue esta copia de Godzilla, con 10.000 hombres del ejército coreano colaborando en las escenas de pánico y el propio Kim Jong Il, supervisando todo el rodaje. Acojonante. Finalmente, su director consiguió escapar del país, en lo que sería el clímax de la película

 

Robovamp

En realidad, lo que querríamos es una película sobre la jeta y caradura de un tipo como Godfrey Ho: como contrataban a los mochileros que pasaban por ahí (ideal para hacer cameos), como remontaban las pelis occidentales, los tratos con las triadas, la caradura a la hora de fusilar películas, la relación / rivalidad con Tomas Tang, las triadas… Maravilla.

 

La cama de la muerte

Una historia trágica. Un rodaje difícil y lleno de improvisación a cargo de un estudiante de bellas artes flipado, deseando hacer un film artístico de uno de sus ídolos, el pintor Aubrey Beardsley. La idea es de bombero, en el rodaje le dejaron tirado y los distribuidores le robaron la película y se distribuyó ilegalmente por Europa. Solo 30 años después descubrió que, efectivamente, la gente había visto su película perdida sin que él la supiera… ¡y encima tenía fans acérrimos!

 

Zombi 3

Durante años, el misterio de quién había dirigido Zombi 3 carcomió a los fans del cine chungo. La historia de un grande, Lucio Fulci, agonizando por su enfermedad, Claudio Fragasso sustituyendo al director y Bruno Mattei rodando material extra da para peli y casi para un libro.

 

La vida de David “The Rock” Nelson

Un chalao de Illinois con toda una vida dedicada al amor a los monstruos y la serie B. Hasta el punto que comenzó a hacer sus desconcertantes anti-películas a base de filmar famosos en convenciones de terror. El tipo está totalmente catacrocker, y podríamos seguir su vida durante sus años como marine o boxeador, sus primeras pelis, sus evidentes problemas mentales o su actual faceta youtubera, con su familia de involuntarios protagonistas. Fascinante.

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Dolly, la muñeca asesina: la antecesora mierdera de Annabelle

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Las cosas para niños siempre tienen un lado siniestro que el cine de terror se ha encargado de explotar a tope. Y si los payasos tienen a Pennywise y los muñecos para niños al Muñeco Diabólico, las muñecas tienen, por fin a Annabelle. Y decimos “por fin” porque de Dolly, aunque llegó antes, ya no se acuerda nadie.

Jugando a matar, aka Dolly Dearest se estrenó en 1991 y venía a ser la respuesta femenina a Chucky. Sus creadores lo dejaban muy claro, poniendo el nombre de la malvada muñeca en el propio título. Es el error que cometieron los creadores de Muñeco Diabólico, a la que todo el mundo llamamos Chucky, Chucky 3 o semejantes. Si de una bosta como Leprechaum se consiguió una pequeña franquicia, ¿por qué no de ésta?

Además, el concepto y los recursos son semejantes: antiguas maldiciones y espíritus en cuerpos de muñecos que quiere poseer niños. Aquí conocemos a la familia Read. El padre, Elliot, es diseñador de juguetes y ha comprado una fábrica en México, donde creará su próxima muñeca. Y allí que se muda toda la familia, dejando atrás la vida de los EEUU y adentrándose en las misteriosas y supersticiosas tierras de México. Porque claro un movidote así no va a pasar en un país civilizado.

Allí, en la vieja fábrica, Elliot descubrirá una vieja muñeca que juzga como fascinante, aunque es horrorosa de cojones. A partir de entonces solo piensa en producirla a nivel masivo. Pero claro: la fábrica estaba al lado de una antigua excavación inca. Y en el interior de la muñeca anida un antiguo espíritu Inca. Un pobre arqueólogo murió allí y su sangre despertó a la muñeca.

Con la muñeca inca con vida, llega el momento de que empiecen las muertes. La primera en caer es un miembro del servicio mexicano, que para eso son pobres y de otra étnica. Además, la muerte es especialmente cruel: la apuñala un buen montón de veces y luego encima la electrocuta. Lógicamente, cuando la encuentran, piensan que “ha sido un accidente”.

La niña comienza a ser poseída por la muñeca, volviéndose cada vez más desagradable e insolente, además de completamente obsesionada por pasar todo su tiempo con la muñeca de las narices. La propia Dolly también va cobrando vida para matar al personal. Los adultos, lógicamente no se enteran de nada hasta que es demasiado tarde y van cayendo. Hasta insultan a la muñeca y claro: no puedes ir por la vida insultando objetos inanimados porque cobran vida y te matan.

Y hablamos en plural porque una cosa chula que tiene la peli es que TODAS las muñecas están poseídas por el mismo espíritu. Esto da lugar a la escena más interesante de la peli, donde estas atacan todas a la vez. Para compensar este poder, Dolly no es especialmente resistente. Es decir: te la puedes cargar de un par de tiros o golpes. Nada de rituales para sacar el espíritu o algo así.

Dolly Dearest es la típica y tópica cinta directa a vídeo de su época, totalmente representativa de como se hacían este tipo de películas a principios de los 90. El acabado aséptico, los actores de series de TV, las dos escenas de efectos especiales, una al principio y otra al final… vamos, no la firmó la Full Moon, pero casi. Además, los parecidos con Muñeco Diabólico no eran casuales. Las pelis de esta franquicia funcionaban bien en taquilla y eran relativamente fáciles de producir. Y aun así, el film se la pegó de manera espectacular y dejó muy poquita huella.

Dennis Crosby, que venía de Star Trek: La Nueva Generación y de Cementerios de Animales, se ve con muy poco que trabajar en el film. Es la actriz más conocida de la producción, pero su personaje no deja de ser el de abnegada madre de familia preocupada por sus críos y que deja todo el peso de la historia a su marido.

María Lease, la directora, venía del mundo del porno, habiendo dirigido algunas pelis durante los 70 y 80, codeándose con los grandes de la época. Milagrosamente, consiguió superar ese escollo y comenzar a trabajar en series como Canción triste de Hill Street, aunque compatibilizándolo con otras incursiones en el porno. Su gran oportunidad para entrar en el mainstream fue este film. Huelga decir que ahí se quedó su carrera como directora, aunque ha podido seguir trabajando en la industria.

A pesar de que el film despertó algo de expectación (recordamos esa portada en Fangoria y todo), parece que no funcionó como se esperaba. Así que Dolly se quedó a la sombra de películas superiores como la eficaz Dolls, de Stuart Gordon. Como sería la cosa que incluso en algunos países se estrenó como Muñeco Diabólico 4: tan poca enjundia tenía la propuesta. Y, ya hace poco, llegó Annabelle y lo petó. Aunque quién sabe, ahora que les da por sacar nuevas secuelas de pelis que fracasaron en su momento, igual la resucitan. Tampoco les iba a costar demasiado hacerlo con más gracia.

 

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Hulk vs Thor: la versión de los 80

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Vuelve Thor. Y se trae al coloso esmeralda, El increíble Hulk, como compañero de aventuras. Desde siempre, los dos personajes más fuertes del universo Marvel guardan una extraña relación. Su rivalidad está más que documentada a lo largo de la historia de los comics. Y… no es la primera vez que se enfrentan en el cine. Más o menos.

La serie de Hulk terminó en 1982, pero probó ser popular en las reposiciones, además de seguir vendiéndose por todo el mundo. New World Pictures, propietaria de Marvel Comics en los 80, decidieron resucitar la serie y sacar adelante un telefilme que reuniera a los protagonistas de la serie. La cosa fructificó en 1988, cuando se emitió El retorno del increíble Hulk en la ABC americana. Y como había que celebrar el regreso por todo lo alto, se decidió enfrentarle, precisamente, a su gran rival en fuerza. A Thor el Poderoso.

Claro que este Thor era un poco diferente. Y un poco puñetero. Resulta que Don Blake, un antiguo alumno de Bruce Banner, se encontró un esqueleto allá por Escandinavia. Como el esqueleto tenía un martillo hizo lo que todo el mundo hubiera hecho, y al coger el martillo, despertó a Thor. Ahora puede ordenar cosas al dios del trueno, ahora condenado a estar en la tierra por Odin.

Bruce y Donald se encuentran. El señor Banner vive ahora muy tranquilo. Lleva dos años sin convertirse en Hulk, e investiga en un laboratorio cómo librarse de su maldición. Además tiene una novia que sabe que David hace “unos años” que no tiene un arrebato… aunque no sabe de qué. Igual piensa que es un maltratador o un drogadicto. Tampoco suena muy bien, pero bueno: tendrá vocación de madre rescatadora.

En estas que se encuentra con su alumno Donald, que le enseña cómo puede invocar a Thor: pillando el martillo y gritando OOOOODÍIIIIN como si fuera un hooligan alelado.

Lo malo: que este Thor es un individuo insufrible y se lía a vacilar a David Banner. Efectivamente, demuestra que es un merluzo integral y que el castigo de Odín es bien merecido. Con tanto vacile, empuja al científico a unos generadores, se lleva una descarga eléctrica y hale: Hulk vuelve y se pone a darse de tortas con Thor en una pelea épica… un tanto decepcionante. El Martillo de Thor se lanza como si un profesor tirando una tiza. Thor utiliza el Mjorlin para empujar cosas y que no estorben. Hulk , a lo suyo, a flexionar músculos cual estreñido en la taza.

Este Thor, por cierto, tiene sus fallos y sus aciertos. El aspecto es muy diferente al del cómic: no lleva capa, lleva unas pieles (que bueno, puede tener sentido)… más que el uniforme de un héroe, es el de un vikingo random. Puede tener cierta coherencia con el origen del personaje, pero es aburrido y… el tipo no es especialmente imponente. ¡Si mide lo mismo que el bueno de Don Blake! Como Thor es bastante regulero. Del martillo, ya os decimos: parece menos potente que el del Chapulín Colorado.

Por suerte o por desgracia, es la única gran batalla del dúo. Don consigue acercarse a Thor, que vive frustrado porque su padre le echara de la Valhalla. Lo de no poder vivir en el mundo normal salvo cuando le invocan le da más igual. Que le llamen cuando haya nuevos episodios de Juego de Tronos, y mientas, que le dejen dormir.

Lógicamente, hay que crear una amenaza para que los dos héroes se unan y dejen al lado sus diferencias. ¿Un villano aún más poderoso? ¿Un ejército de malhechores? ¿Una catástrofe natural?

Nada de eso: simplemente vienen unos gangsters que secuestran a la novia de Banner y exigen que le entreguen la máquina esa que estaba construyendo para usarla de arma y venderla. Los dos se transforman, atizan a los malvados y fin. Banner se vuelve a vagar por ahí y Thor está dispuesto a luchar por el bien junto a Donald Blake.

Aunque el presupuesto del telefilm es bastante superior al de un episodio de Hulk, no deja de tener unos recursos bastante limitados. Con lo cual el grueso del film es David Banner hablando por ahí en laboratorios y poco más. Una vez ya hemos presenciado el primer encuentro entre los seres poderosos… el film se queda sin mucho que enseñarnos.

Como siempre, Lou Ferrigno pintado de verde es un efecto especial en sí mismo (y en realidad, sigue molando bastante), pero en realidad, varias de sus apariciones son imágenes de archivo, en pesadillas de Banner, y nos ahorramos unos durillos.

Las apariciones de Thor son un poco decepcionantes por lo antes expuesto. Apenas da unas hostias a los malos, el martillo es un puto chiste y sigo viendo al actor un pelín bajito. Eso sí: el tipo no lo hace del todo mal y las escenas de “pez fuera del agua” no están mal. Aunque haga cosas tan ridículas como querer abrir una lata de cerveza con un cuchillo.

Al final, aunque New World quería un regreso por todo lo alto del personaje, la cosa se queda muy a medias. Este Hulk vs Thor ejemplifica lo peor de este tipo de telefilmes: no hay medios para sacar a un personaje como Thor y… ni se intenta. Y encima se le hace quedar como un capullo.

Eso sí: el buen recuerdo de la serie de Hulk consiguió que fuera un éxito de audiencia y se produjeran más telefilms, con resultados semejantes. Al menos con Daredevil no tuvieron que cambiar tanto al personaje.

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Kárate a muerte en Calcuta

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Al asomarse a una filmografía tan inmensa como la India uno descubre que no solo tiene un montón de obras maestras y taquillazos megapopulares: también tiene centenares de títulos menores y series B por descubrir. El público de la Monstrua de Cine Chungo pudo vibrar con uno de ellos: Karate a Muerte en Calcuta (Paayum Puli).

El atractivo de Bruce Lee y las artes marciales fue realmente universal. Y la india también produjo sus films de Kung Fu durante los años 70 y 80 (solían llegar tarde a todas las modas, los pobres). Paayum Puli es uno de los que tuvo más éxito: el protagonismo de uno de los dioses del cine, Rajinikanth ayudó en buena medida.

Rajinikanth fue una superestrella durante 30 años el sur de la India. En su día tenía una gran sonrisa, bigotazo, bailaba bien y tenía carisma. Eso sí: no era, ni mucho menos, un consumado artista marcial. De hecho, el tipo luce una prominente panza y no resulta especialmente convincente en sus lances. Nada que no solucione una mezcla de dobles, cámara rápida y un montaje alocadísimo. Y ese pelazo que tenía hipnotizado a las damas.

La historia es tan simple como la de cualquier film clásico de kung fu. Un mafioso asesina a la hermana del protagonista por husmear demasiado. Nuestro héroe recibe una paliza casi mortal, pero es rescatado por un viejo maestro. Un poco porque sí, le anima a que se apunte al monasterio y sea su alumno: está la cosa muy malita para los gimnasios / templos Shaolin de barrio. Rajini decide aprender artes marciales para vengarse de los malvados.

En el templo, Rajini demostrará un talento innato para el kung fu, dominando su ataque especial: el cabezazo. Mientras haga las cosas con la cabeza, es casi indestructible. Por ejemplo: en lugar de esquivar los golpes apartándose, es mucho mejor si lo hace rodando con su cabeza por el suelo. Realmente inenarrable.

Una vez Rajini sale del templo, se pone a buscar trabajo, con tan buena suerte que en el hotel donde curra descubre al asesino de su hermana. Más casualidades que en una peli de Spiderman. En breve se dedicará a seguirle a su base, acabar con todos sus esbirros y darle pal pelo. La base tiene más pinta de discoteca de que cuartel general, y las pintas del malo, con su bigote teñido y choflas horrorosas están a altura.

Tampoco podemos olvidar al gran “León”, el esbirro más fiero y cruel del mafioso. Cruel con el espectador, al que tortura con la facha que lleva. El tipo tiene tanta altura como poca vergüenza: va vestido como un AUTÉNTICO MAMARRACHO. Le dejo el vídeo entero del combate para que flipéis y os animéis a verla.

Ah, y claro, se enamora de una joven y cantan canciones románticas juntos. Que no falten.

Paayum Puli es un film tremendamente divertido, con un ritmo muy acelerado, especialmente para el tradicionalmente algo lento cine indio. Quema etapas a gran velocidad y adorna su metraje con divertidísimas luchas, tan enérgicas como cutres. Es imposible no reírse con algunas de estas peleas. Y el carisma de su protagonista, el llamado “Tigre Saltarín” se impone a esta cutrez generalizada: al final, hasta el espectador más pesado y cínico acaba aclamando la búsqueda de venganza de su genial protagonista.

Tan solo las canciones lastran un poquito su metraje. Y ni eso, porque durante los últimos 40 minutos no tenemos ninguna: solo pelea tras pelea mientras Rajini se encarga de destruir el imperio del crimen del malvado. Todo se resuelve en algo más de dos horas de metraje, un logro para la filmografía del subcontinente.

Rajini siguió encadenando éxitos durante el resto de décadas. En 2009 protagonizó Robot, la loquísima odisea de CGI cuyo tráiler se hizo viral incluso en occidente. Y que es un buen representante del mejor cine Tamil (sur de la india): loquísimo y entretenido, repleto de acción y en el que todo vale para hacer que el espectador lo pase bien.

En cuanto a Paayum Pooli, a pesar de funcionar muy bien en taquilla, no supuso más papeles de artista marcial para Rajini: sus limitadas habilidades son el punto flojo del film. Y aun así, os aseguramos que es una auténtica juerga. Un film tan válido como cualquier otro para empezar a ver cine indio y pasar un gran rato con los amigos. Para fans del kung fu… y del cine mundial.

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Reunimos a la Liga de la Justicia del cine chungo

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Son los héroes más poderosos del mundo. Algunos de ellos son personajes verdaderamente icónicos, condición que confirma que todos, o casi todos, han sufrido su dosis de versiones lamentables. Nos hemos puesto a repasar y nos hemos dado cuenta de que no nos costaría tanto ensamblar una versión de copias, imitaciones o aproximaciones chunguísimas de los héroes de la película. ¿Cómo sería una versión cutrona de la Liga de la justicia? Pues algo así.

Superman

Tenemos dos candidatos al puesto de Superman: la famosa versión turca y alguna de sus versiones indias. Nos vamos a quedar con el Superman orondo de Hannuman, que obtiene sus poderes del Dios Mono. El actor NTR (sí, se llama así), era toda una estrella en la India… aunque aquí tenía ya 57 años.

Batman

Es, posiblemente, el superhéroe que más veces ha sido fusilado: versiones indias, turcas, coreanas, filipinas… necesitamos un representante de África, así que escogemos al Batman Nigeriano. Tiene un traje verdaderamente tercermundista, va con maleta y se transforma en murciélagos de CGI Lamentable. Os hablamos de ella por aquí y es entrañable.

Wonder Woman

La liga de la justicia necesita a su princesa guerrera. Si descartamos la versión porno japonesa, nos quedamos, sin duda, con la espectacularmente cutre versión animada de Corea del Sur. Aquella Wonder Princess era capaz de taladrarnos la cabeza con sus chillidos y destruir ovnis durante horas, con la habitual “calidad” de la animación de este país durante los 70 y 80 (ninguna).

Aquaman

El casting de Jason Momoa ha revitalizado el interés del público por el personaje. En los 70, sin embargo, un concepto como este era más bien pasto de la TV. En 1977, la serie The Man of Atlantis presentaba a un hombre anfibio con super-poderes. El elegido… Patrick Duffy, el Bobby de la serie Dallas. Apenas duró 13 episodios.

Cyborg

Un puesto muy reñido. Films de cyborgs de series Z hay un montón. Por escoger uno, vamos a poner al que aparecía en la película Eliminators. El motivo principal: que como fue rodada en España, nos pilla muy cerca. Igual se hizo amigo de Gabino Diego y jugaron juntos al Amstrad.

Flash

En el caso de Flash no tenemos que ponernos a buscar films exóticos. La versión más cutre del héroe nos la proporcionó un producto oficial de la DC. Más o menos. El piloto de la JLI nos regaló a un Flash con un traje pintado, ridículo y que no hacía nada en la serie.

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Tráilers engañosos que dejan en nada al de ‘Infinity War’

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El nuevo tráiler de Infinity War ha batido todos los records, pero a nosotros la querencia por los tráileres nos viene de antiguo. Sobre todo si son ridículos y más entretenidos que la película propiamente dicha.

Las exploitation más viles hacen uso y abuso del tráiler para conseguir llevar a incautos a las salas, el videoclub ,el Filmin o el Torrent. Y luego vienen los llantos, claro. En muchas ocasiones, contienen las únicas escenas buenas de films aburridos. En otras, directamente, te hacen creer que la peli va de otra cosa.

Hoy vamos a hablaros de algunos de esos maravillosos tráilers que engañaban a los asistentes a los peores cines de la ciudad. Nada más lejos del hype que genera Marvel, aquí el film más que invitar, retaba al espectador.

 

Academia de Kickboxing

Una muy mediocre película de kickboxing estrenada en 1997, muy lejos de la edad dorada del género. Pero Cuidadín, que para darle más gracia al asunto, la versión española usa una versión del tema de Mortal Kombat que NO PEGA NI CON COLA. ¿Picaría alguien?

 

La Momia Turca

¡Que risa, tía Felisa! Que los turcos han hecho una de sus versiones, ahora de La Momia. Salgo que… en realidad es una peli de venganzas y hostias de esas que hacía Cuneyt Arkin. ¿Y La Momia? Pues sale 5 minutos y es el protagonista QUE ESTÁ VENDADO EN EL HOSPITAL, al más puro estilo Mortadelo. Que la peli no está mal del todo, pero momias, lo que se dice momias… ni una.

 

Taoism Drunkard

Cuando uno ve el tráiler de esto tiene la sensación de que está ante alguno de los mayores LOCURONES de la historia. En realidad, la peli tiene un arranque y un final increíble y luego flaquea un poco en la parte de en medio, algo más cabal. En definitiva: “el bicho negro ese sale poco”.

 

Kickboxer Robocop

Un ejemplo perfecto de esto que os cuento. Cuando descubrí su existencia y vi este tráiler me volví loquísimo. La decepción vino luego: como todas las pelis de la Filmark, era un corta pega ridículo, con apenas algunas escenas del “robocop” dando leches en un ring… y encima eran un sueño. Un timo, UN TIMO.

 

Spidergirl

El espíritu de la peor exploitation sigue vivo en Nigeria. Un traje cutre de Spiderman y unas telarañas por CGI son suficientes para vendernos la película. Como no, contemplar esta auténtica tortura consumirá 4 horas de nuestra vida en la que veremos poco Batman y mucho tejemaneje entre los tipos de la jungla. De hecho, la mujer araña tarda DOS HORAS en aparecer en pantalla. No hagáis caso, que acción tiene poquita.

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